Como si leyera mi pensamiento la mujer se aseguró de que los tres estuviéramos
dentro del cuarto, cerrando por segunda vez la puerta con candado. Hasta que no
oí sus pisadas descendiendo por las escaleras no empecé a hablar:
-
A ver chicos, ya os lo explicaré más
detalladamente en cuanto salgamos de aquí. ¿Os acordáis los dos de Jorge?
Asintieron a la vez moviendo la cabeza arriba y abajo.
-
Bien. Pues estamos en su casa y su mujer
y él saben que no somos habitantes de este pueblo. ¿Que qué hacemos? Escapar y
correr tan lejos como podamos.
Los dos estaban desconcertados, lo que les acababa de contar había sido
como un bofetón y no sabían cómo reaccionar. Así que les tuve que espabilar:
-
Venga, venga. Rapidito que no tenemos
tiempo de dormirnos ahora.
-
Joe ¿Y mi ducha?- Adán y su sentido del
humor.
Hice caso omiso a su pregunta y en cuanto los dos se levantaron de la
cama arranqué las sábanas y empecé a unirlas mediante nudos. Eloy reaccionó
bastante bien y no dudó en ayudarme y unirse a mi plan.
Cuando verificamos que las sábanas iban a soportar nuestro peso sin
desatarse, las enrollamos al pomo de la puerta y más adelante a la pata de una
mesa que parecía ser lo suficientemente pesada como para no moverse.
A continuación lanzamos parte de una sábana por la ventana mientras
sostenía la tela restante. Los dos chicos se quedaron atónitos al ver la altura
que había desde aquel tercer piso. Sin duda estaban alarmados, por eso, sin más
dilación agarré la tela con fuerza enredándomela por las manos y salté.
Una vez pendía en el aire me enredé las sábanas alrededor de mis piernas
y rodeando mi cintura a modo de arnés. Los chicos creían que iba a descender
hasta abajo, pero no. Era imposible bajar tanto con tan pocos recursos. Por
suerte nos encontrábamos en la última planta del edificio y mis intenciones
eran las de subir al tejado cogiendo impulso contra la pared.
Así pues, imaginándome la cara de sorpresa de mis dos acompañantes
empecé a flexionar las piernas y volver a estirarlas mientras veía que
alcanzaba altura. Tanto tiempo practicando el motocross había cambiado mi
cuerpo; estaba mucho más musculoso y mis piernas saciaban mi necesidad de
ascender en el aire. Repetí la misma acción durante varios intentos de
agarrarme a una cañería que sobresalía a lo alto de la ventana.
Los chicos me miraban sorprendidos y cuando llegué a sobrepasar la
ventana y a acercarme a la cañería que se encontraba a algo más de un metro
hacia la derecha, los dos unieron sus brazos de forma que pudiera impulsarme en
ellos y alcanzar aquel saliente.
Agarrándome como podía y dejando a un lado el cansancio que me había
supuesto hacer todo aquel esfuerzo alcancé las tejas con la mano que me quedaba
libre. Mis piernas en el aire eran un peso muerto, pues Adán y Eloy se
encontraban a demasiada distancia como para seguir ayudándome. Aún y así una
vez arriba logré incorporarme y rápidamente busqué algo a lo que atar las sábanas
para que los dos chicos pudieran escalar por ellas. Fue en vano. Ahí arriba no
había nada a lo que sostenerse. Lo único que me quedaba por intentar era dejar
la tela enrollada a mi cuerpo y agarrarme lo más fuerte posible a lo alto del
tejado que por suerte no era demasiado inclinado.
Una voz sonó desde abajo:
-
Arlaiss ¿Estás bien? ¿Podemos subir ya?-
Era Eloy, impaciente por salir de ahí.
-
Sí. Id escalando por las mantas y
agarraos a los salientes. Chicos... ¡Tened cuidado!
Dicho esto Eloy comenzó con la huída. A mí me había tocado la parte más costosa,
pero a ellos la más peligrosa; no tenían nada que les sujetara en caso de
resbalar.
Poco a poco Eloy consiguió llegar hasta mi posición y ocupó mi lugar
para que yo descansara.
Cuando Adán nos alcanzó volvimos a lanzar las sábanas hacia abajo para
que el matrimonio creyera que no habíamos huido por el tejado. Que sacasen
ellos sus propias conclusiones.
Justo al otro lado se encontraban las escaleras de incendios. Anda que
ya podían estar por donde habíamos salido, nos habríamos ahorrado un gran
esfuerzo. Los chicos no se habían dado
cuenta, pero a mí me gustaba detenerme a mirar a mi alrededor. Es más, cuando
las vi me recordaron a las películas americanas.
Descendimos los escalones rápidamente y tratando de ser silenciosos,
aunque estos, al ser de metal nos dificultaban bastante la huída.
Estando ya abajo corrimos intentando pasar desapercibidos, pues con la
cara de terror que debíamos de tener y las prisas que llevábamos resultaría
obvio que nos escapábamos de algo. A pesar de eso no había demasiada gente
transitando las calles y finalmente llegamos hasta la costa.
Nos sentamos detrás de una enorme roca y descansamos mientras notábamos
cómo nuestras pulsaciones iban bajando a la vez que se nos pasaba el sofoco. Había
sido una huída exitosa.
Miré a los chicos tumbados en la arena y me dieron ganas de abrazarlos. Hacíamos
un gran equipo:
-
Bueno, por fin llegó la calma.- Dije
para entablar conversación.
-
A ver hasta cuando dura.- Contestó Eloy.
Eso es todo lo que pudimos hablar, estaban tan cansados que se tumbaron
a dormir.
Aburrida y exhausta por esa extraña situación me alejé de ellos y exploré
la zona en silencio. Bueno, mi cabeza hablaba sin parar.
Buenas, ya soy seguidor,
ResponderEliminarmi blog es http://www.javisfc.com/
gracias, saludos
Heeey!! Megustamegustamegusta :D No entiendo aún muy bien de que va o que quieren esos señores misteriosos ¬¬ pero bueno, espero pronto más capítulos jajja :) Me cae bien Adán jajaja ¡Saludos!
ResponderEliminarwiii mealegromealegromealegro :)) ya entenderás jajaja quiero alargarlo bastante y que no se acabe enseguida, así que ya veré como lo hago. Espero tener el siguiente capítulo para el próximo finde jajaja muuuuuuchas gracias por comentar! Adán es un payaso :P Hasta otra!
EliminarJajajja pues me parece bien xD Así se podrá disfrutar más de la historia *^* La espera se me hará bastante larga T_T Comentar hace feliz a la gente y es gratis :D
EliminarLa hago más larga también por la intriga y porque me gusta detenerme en los detalles y describir alguna cosilla que otra :D
Eliminarsí, a mí me gusta comentar, bueno y que me comenten, claro