Capítulo 4
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No creo que sea buena idea empezar ya.
Todavía faltan cosas por resolver, cabos por atar y si comenzamos tan pronto
será muy fácil que nos descubran. Ni siquiera estamos seguros de que nadie sabe
sobre la existencia del lugar. Nos falta investigar sobre unas cuantas familias
y para eso tenemos que ser lo más discretos posibles.
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Carlos me ha llamado esta tarde. Me ha
dicho que en una semana estarán todos los datos procesados en el ordenador y
que podremos empezar a llamar a los aliados.
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¿De cuántos estamos hablando?
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Aproximadamente 600. Pero no te
preocupes, tienen todo tipo de armas, las más modernas y efectivas. Tampoco nos
conviene que haya muchos más, ya que podría correr la voz y ya sabes lo que
vendría después. Además, dudo que en este pueblucho haya una sola pistola. Los
podremos controlar fácilmente y si alguno se nos une, mejor.
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Está bien, mañana nos volveremos a
juntar en la plaza de la Iglesia para terminar de decidirlo todo. No tardes
Jorge y asegúrate de que nadie te siga.
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Bien. Hasta mañana.
Desde nuestro escondite pudimos ver cómo los dos hombres se alejaban el
uno del otro y caminaban rápido hasta sus hogares. Más que raro parecía
siniestro. Eloy rompió el silencio diciendo lo que todos estábamos pensando:
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¿Qué ha sido eso? Quiero decir que... En
fin, estamos perdidos en un pueblo que no forma parte del mapa y como si la
cosa no fuese ya lo suficientemente extraña aparecen dos tipos diciendo que van
a venir 600 hombres armados y no con intención de protegernos precisamente.
No sabía de qué se trataba todo aquello, pero la intriga me corroía por
dentro y más sabiendo que corríamos peligro. Necesitaba averiguar qué iba a ser
de aquel pueblo, pero sobretodo necesitaba salir de allí junto con mis dos
compañeros:
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Bueno, pues ahora solo tenemos que
encontrar la plaza de la Iglesia.
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¿Estarás de broma no?
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Para nada. No sabemos cuánto tiempo
vamos a estar aquí, ni si alguien vendrá a buscarnos. Tampoco tenemos forma de
comunicarnos; a lo mejor no os habéis dado cuenta pero en todo el pueblo no hay
una sola cabina telefónica y ni siquiera estamos seguros de que haya línea de
autobús hasta Torvino. Por si todo eso fuera poco lo más probable es que
estemos en peligro a menos que esos dos hombres estuvieran bromeando.
-
Está bien, pero ahora dormimos que
mañana hay que levantarse con energías.
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